· Los
sépalos son los que envuelven a las otras hojas en las primeras fases de
desarrollo, cuando la flor es sólo un capullo. También evitan en las especies entomófilas, que los insectos accedan al
néctar sin pasar por los estambres y estigmas. Los sépalos se sueldan en muchos casos para formar una estructura acopada que justifica el nombre de
cáliz (copa) con que se designa al conjunto de los sépalos.
Los
pétalos son, en los casos típicos, hojas de colores llamativos que atraen visualmente a los agentes
polinizadores. El conjunto de los pétalos constituye la
corola.
Los
estambres son hojas muy modificadas portadoras de órganos masculinos, los
sacos polínicos (microsporangios), que residen en las
anteras, cada una de las cuales se apoyan en un filamento. Los estambres pueden ser muy numerosos, aunque lo más frecuente es que sean una o dos veces el número de pétalos. En la base de los estambres pueden aparecer glándulas productoras de
néctar (nectarios), que en otros casos son parte de los pétalos. El conjunto de los estambres se llama androceo.
Por último las hojas más superiores y más pegadas al eje son los
carpelos. Éstas son portadoras de órganos femeninos, llamados rudimentos seminales u
óvulos, de los que derivarán, tras la fertilización, las
semillas. Los carpelos pueden formar uno o más órganos llamados
ovarios. El fruto se forma principalmente por la transformación del ovario u ovarios, pero a veces están implicadas otras partes, sobre todo cuando el ovario se
desarrolla hundido dentro del tallo de la flor, en la parte llamada tálamo, donde se insertan las diversas piezas florales (ovario ínfero). El conjunto de los carpelos se llama gineceo.